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lunes, 21 de enero de 2013

Limpieza Intestinal: Historias Increíbles



Hoy les quiero contar algunas historias sobre la limpieza de colon relatadas por el especialista en terapia colónica, el Dr. Richard Anderson, en su libro “Limpie y Purifique su Organismo”. El Dr. Anderson sostiene que el modo de vida moderno civilizado (mala alimentación, hábitos sedentarios, exceso de situaciones estresantes) nos lleva inebitablemente a un pobre higiene interior, principalmente debido a la materia tóxica que se acumula en el tracto gastrointestinal, comenzando por el colon. Denomina a dicha materia tóxica como placa mucoide, una sustancia que se adhiere a la membrana del intestino, primariamente como un método de protección contra las sustancias tóxicas pero que con el tiempo y con hábitos negativos reiterados termina convirtiéndose en una acumulación excesiva y liberando elementos tóxicos en el organismo.

Esta placa mucoide no sólo impide la correcta asimilación de los nutrientes de los alimentos, sino que también es un terreno ideal para el desarrollo de todo tipo de bacterias malignas (en contra de las benignas), parásitos intestinales y gérmenes. Podemos apreciar claramente que además de no podernos nutrir correctamente, estamos intoxicados por dentro, y dichos tóxicos son liberados a la sangre con el tiempo, alterando el correcto funcionamiento de los diferentes órganos del cuerpo.
Por dicho motivo, el Dr. Anderson considera de suma importancia la salud del tracto gastrointestinal, ya que es un factor desencadenante de enfermedades de diferentes clases y que afecta a diferentes órganos del cuerpo, dependiendo de la constitución del individuo particular.
Les voy a mostrar un video explicativo sobre la importancia de la salud del intestino y luego pasaremos a leer estas historias asombrosas y muy entretenidas que nos cuenta el Dr. Anderson en su libro. No dejes de leer su libro siempre que puedas, es claro, entretenido y muy instructivo.





Un Arcoiris en el Abdomen


Una mujer de Idaho tenía un bulto duro en su abdomen que estaba allí desde que tenía uso de memoria. Dado que siempre lo había tenido, pensaba que era algo normal. Casi en la mitad del proceso de la limpieza (intestinal), tuvo una sensación muy extraña en la zona del bulto. Volvió a su casa manejando lo más rápido que pudo y, no bien llegó, despidió un pedazo de materia dura de entre 15 y 18 cm de largo y 5 cm de ancho. Lo limpió y cuando su marido lo observó, lo golpeó contra el inodoro y sonó a metal. Luego, lo golpeó fuerte y se partió. El interior era de varios colores. En ese instante, la mujer se dió cuenta de que esos colores provenían de todos los crayones que se había comido cuando tenía unos cinco años de edad. ¿Y qué pasó con el bulto duro? ¡Había desaparecido! Quedó tan impresionada con la limpieza que motivó a cincuenta o más de sus conocidos a que la hicieran. [1]


El Intestino Explosivo


Un hombre que se había retirado como SEAL de la armada estaba viviendo en Hawai. Tuvo resultados excepcionales con la extracción de la placa mucoide. Por alguna razón, decidió colgar sus “cuerdas” de placa mucoide en el tendedero, en lugar de desecharlas por el inodoro como hace la mayoría de las personas. Después de que se secaron, decidió practicarle una broma a uno de sus amigos que vive en California, el mismo que lo había convencido de que se sometiera a la limpieza. Escogió un buen pedazo, lo enrolló cuidadosamente dentro de un tazón de madera, lo empaquetó dentro de una caja, escribió la dirección de su amigo y la llevó al correo. Unos días después, alguien golpeó a su puerta. Dos policías militares le preguntaron sospechosamente si podían entrar a su casa para hablar con él. Le preguntaron qué es lo que había adentro de la caja que había intentado enviar por correo al continente. Desde luego, el hombre quería saber por qué estaban tan interesados en su contenido. Los agentes le dijeron que toda la correspondencia que se enviaba al continente desde Hawai era inspeccionada en Pearl Harbor. Y su paquete había sido escogido por perros especialmente entrenados para detectar drogas y explosivos.

¿Por qué lo escogieron? ¿Por qué les pareció sospechoso?”, preguntó el hombre.

Parecía que se trataba de explosivos”, dijo uno de los policías.

Por este motivo, el paquete se pasó por la máquina de rayos X, pero nadie pudo determinar qué diablos había en él. Luego, llevaron el paquete a una pista de aterrizaje y lo hicieron explotar.

Los agentes le preguntaron nuevamente: “Qué había en ese paquete?”. Intentó explicarles pero rápidamente se dió cuenta que su historia era bastante difícil de creer.

Finalmente, uno de los policías suspiró y dijo: “¿Tiene más de eso?”.

Por supuesto, -respondió el hombre- tengo un tendedero repleto de ese material; acompáñeme y se lo mostraré”.

Como era de esperarse, tenía una gran cantidad y no me cabe ninguna duda de que hasta les ofreció venderles un poco. Resultó ser que el hombre a quien le pertenecía esta placa mucoide había manejado explosivos sin guantes durante su servicio en la armada. Aparentemente, las partículas de los explosivos habían atravesado su piel y finalmente terminaron en sus intestinos, se adhirieron a la placa mucoide y permanecieron alojadas allí por más de veinte años. ¡Increíble! [1]



Primer Experiencia del Dr. Anderson


Eran casi las seis de la tarde del cuarto o quinto día de esta nueva limpieza de siete días, me sentía bien, y estaba sentado frente a la chimenea leyendo un libro. De repente, sentí un movimiento extraño en el bajo vientre y perdí la energía súbitamente. Me desplomé en la silla y comencé a sentirme terriblemente mal. Apenas podía moverme. Unos cuarenta minutos más tarde, sentí la urgente necesidad de ir al baño. Estaba demasiado débil para caminar, así que me arrastré hasta el baño y con las últimas fuerzas que me quedaban me levanté como pude hasta sentarme en el trono de porcelana. En cuanto me senté, tuve una experiencia asombrosa: ¡algo salió disparado de mi cuerpo! Salió en un abrir y cerrar de ojos e inmediatamente me puse de pie para analizar mi evacuación. ¡Nada me había sorprendido tanto en toda mi vida! Allí flotaba un cuerpo con un aspecto exactamente igual a mis intestinos, sólo que de un color negro azabache. Al principio pensé que este programa de limpieza me estaba matando, ya que ahí estaban mis intestinos y que pronto iba a morir por haberlos evacuado. Luego pensé: “Un momento, en realidad, me estoy sintiendo bastante bien. Esos no pueden ser mis intestinos”. Me incliné para poder observarlos detenidamente. Me puse de pie de un salto y fui a la cocina a buscar un pal de palillos. Era un espécimen espectacular y, lamentablemente, pasó al olvido al jalar la cadena. En ese momento, no imaginé que años más tarde hubiera querido enviárselo a un médico escéptico que había conocido. Momentos después, caminé hacia la sala y por primera vez en años me pude agachar ya hacer flexiones de brazos. Finalmente, recuperé la energía que había perdido hacía más de un año y medio. Al termino de esa limpieza de siete días, había eliminado un total de 4 metros de una gruesa placa mucoide y mi energía revivió. ¡Algo increíble! [1]


Una Historia Bastante Asquerosa


Una mujer afectada por lo que más tarde resultaría ser una plaga de parásitos bastante seria en su organismo juró que la limpieza y los vermífugos a base de hierbas le salvaron la vida. Había mantenido un estado mental y físico deplorable durante muchos años sin que ningún médico pudiera ayudarla. ¡Tan sólo una semana después de iniciar el proceso de la limpieza, comenzó a eliminar gusanos por montones! Llamó a mi consultorio y le dijo a uno de mis empleados lo que estaba sucediendo; era prácticamente increíble. En la noche, los gusanos le salían por la nariz y la boca. Día tras día hasta el final de la limpieza, fue eliminando “tazas” de gusanos. Unas semanas después, se sometió a otra limpieza pero esta vez añadió un programa de vermífugos a base de hierbas. Una vez más, eliminó grandes cantidades de gusanos. Durante alrededor de un año y medio, continuó eliminando gusanos y cada vez se sentía más y más fuerte. Finalmente, terminó su limpieza logrando un estado de salud que superaba sus más grandes expectativas, ya que verdaderamente había pensado que iba a morir. [1]


[1] Extraído del libro “Limpie y Purifique su Organismo” del Dr. Richard Anderson.

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